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Un libro y unas patatas Deluxe, por favor


 Por Emilio Osende Santás //

Parafraseando perversamente a Groucho Marx, he de hacer notar que considero la lectura un acto tremendamente provechoso . Cada vez que alguien abre un libro, salgo de la habitación y me voy a otra parte a ver la televisión. Estas líneas podrían perfectamente ser el letrero que indicase (o precaviese) a todos aquellos viajeros despistados que se encontraran merodeando por los alrededores de la sociedad del siglo XXI.

Suplantación de la cultura-valor


Una sociedad en la que la cadena de televisión más vista es Telecinco, el periódico más leído, Marca y en la que los 40 principales hegemoniza, a través de las ondas, el contenido musical. Síntomas que indican, al fin y al cabo, una decadencia civilizatoria en progreso. Nos hallamos inmersos en un sistema que se ha visto resuelto a la creación y ensalce de una cultura-basura (“intellectual rubbish”, que diría Bertrand Rusell) , capaz de relegar a aquella cultura-valor a un ámbito de subalternidad en, prácticamente, todos los espacios sociales.


Cultura-valor, o todos aquellos conocimientos que, en conjunto, permiten al individuo desarrollar un juicio crítico personal en la totalidad de su vida.



 
“Los libros son armas en la guerra de las ideas”. Ilustración de S. Broder


La «McDonalización» de la cultura es ya un proceso evidente a los ojos de cualquier observador mínimamente sagaz. Productos con un bajo valor nutricional, altamente edulcorados y cuyo consumo, en establecimientos tan específicos como parecidos entre sí, no requiere una ingente cantidad del tiempo del usuario. Con esta simple analogía, la difuminación de las fronteras conceptuales consigue confundir los términos, logrando la pérdida de la referencia de si se está hablando de comida rápida, o, en cambio, de una cultura vulgarizada y chabacana.



 
Cartel anarquista de la Guerra Civil Española 


Hacia la especialización total


Sin embargo, esta trivialización de la cultura es tan sólo una de las patas sobre las que se apoya la ya mencionada decadencia social. El otro pilar fundamental está constituido por la especialización. Vivimos en un mundo que, últimamente, tiende y fuerza casi por imperativo a una ramificación radical en el terreno de lo laboral. Las consecuencias más inmediatas se pueden medir con facilidad en la fase germinal del mundo profesional: la etapa formativa. Alumnos, sumergidos de lleno en su preparación, que difícilmente tienen un contacto real y profundo con cualquier materia o disciplina que se encuentre fuera de su órbita de estudio. Quizá la institución más paradigmática en este aspecto sea la universidad. Un organismo que, en la actualidad, se ha transformado por indecisión, arribismo o temor en cómplice pasivo de la actitud antiintelectual que opera en la sociedad vigente, y que, en teoría, debería combatir. De tal manera que, este proceso, deja de estar circunscrito a los sectores instructivo y laboral, colonizando gran parte, sino todas las estructuras sociales; convirtiéndose así en un problema sistémico.

Por todo ello, hoy más que nunca es fundamental recalcar la necesidad pedagógica de formar personas ilustradas en el mayor rango de aspectos culturales. Asimismo, derribar todo esa aversión y rechazo hacia el hábito del autodidactismo, fomentando su difusión y normalizándolo. Es primordial, pues el alcance de una mayor formación cultural no se limita a la retención de una serie de conceptos vagos, sino que provee de herramientas al individuo para interpretar la vida de una manera mucho más profunda, rica, versátil y, en definitiva, más humana.

El sentido de todo este artículo se condensa en unas breves palabras, pronunciadas por un profesor poco antes de acabar Bachillerato:

“Siempre preferiré que me atienda un médico que haya leído “Campos de Castilla” a uno que no; pues aquel que haya leído la obra de Machado tendrá una sensibilidad humana especial”.

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· Lectura recomendada: La cultura enclaustrada por Rafael Argullol.




Emilio Osende Santás

Emilio Osende Santás

Estudiante de Medicina con cierta propensión a hacer guerra de trincheras literaria. «I eu, morrendo nesta longa noite de pedra». El autor de este artículo escribe en Medium.com
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