Header Ads

Puta ficción


Hace un par de días en el muro de un amigo vi la noticia. En el fondo me sentí decepcionada con ella (Uma Thurman) pues no hubiera pensado que ella, mujer de carácter, pasara por el aro de muchas otras mujeres. Entonces, al yo lamentarme en mi muro de facebook, una chica salió de inmediato informándome que ella, que trabaja en Londres, ha asistido a la demostración de una de las más famosas maquilladoras de allí, demostrando como buena fisionomista, que todo era maquillaje. Del malo.

Entonces yo sentí tremendo alivio. Después, con el paso de los días, numerosos periódicos digitales tenían hueco entre politiqueo, fútbol y Belén Esteban, para seguir con el tema erre que erre. 
Y entonces me sorprendieron dos cosas: 
La nula preocupación por contrastar. Esa una. Hombre, ya que sueltas la pedrada... 
La otra, los millones de comentarios crueles que lanzaban los internautas en el feedback ávidos de risas, de las malas, esas que salen de la burla. Sentí entonces tremendísima vergüenza. Porque yo en mi momento me sentí defraudada por Uma en su supuesta operación. Me dije: Ese hecho, de ser cierto, ¿mermaría mi admiración por ella, dios mio?? No. Porque todo el currículum, todo el talento, todo lo hecho, no debería diluirse por semejante asunto. Ella es fuerte. Pero no sé si esta lapidación injusta, estilo...



"Uma, tú antes molabas". Realmente le pasará factura, igual que le pasó al encanto de Meg Ryan. Esto es digno de estudiar, pues como ha respondido otra chica en un comentario de reprobación que hice en un medio digital, es la lapidación occidental. Sin necesidad de talibanes por medio, al aspecto de la mujer. Suerte tiene Meryl Streep, que con ella no se meten y encima se lo dan todito. Una persona es mucho más que sus destrozos estéticos, de tenerlos. Aunque si se opera, malo y si no se opera, peor. Somos criaturas sedientas de diversión salvaje, de esa de leones y circo máximo. 

Sí. Somos crueles. Aguanta, Uma.


 Por María del Mar Baena. 
Con la tecnología de Blogger.